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“Me dijeron que me olvidara de todo eso”

 

   Elsa Luján Luna fue secuestrada junto a su marido durante la madrugada del 14 de abril de 1977. “Nos despertaron con golpes y piedras en el techo” recordó y además afirmó que durante el operativo robaron mantas para cubrir sus rostros, que finalmente fueron reemplazadas por las “famosas capuchas”.

 

   Minutos después que irrumpieran en su hogar, el matrimonio fue separado de su hijo. Julio Beltaco, su marido, era militante de la Juventud Peronista: “Escuchaba que a él se lo interrogaba más fuertemente […] inclusive me pareció que hubo golpes”, mencionó Luna.

 

   Luego del interrogatorio en cuartos separados, la pareja fue trasladada en un mismo baúl de un auto que podría haber sido un Ford Falcon o un Peugeot, según comentaron los vecinos. A partir de ese momento, “no supe más nada del chico”, manifestó la testigo sobre el paradero de su bebé de dos meses.

 

   Para ingresar al centro clandestino de detención “La Cacha”, Elsa tuvo que atravesar varios obstáculos: “Estaba realmente mareada de tanto saltar zanjitas y cosas”. Una vez adentro, debido al terror que le inspiraban los guardias del lugar, la testigo se acordó que durante el primer período en el que estuvo secuestrada allí, las veces que tuvo que orinar, se orinó y no llamó a nadie.

 

   Como los genocidas encargados de las guardias del lugar, la testigo recordó al “Cabo Sabino”, “Tarzán”, “El Francés”, “Palito”, “El Griego” y “El Oso”, este último “era el que se dedicaba a atrapar gente con mucha habilidad”, según comentarios de otros detenidos.

 

   El 26 de abril de 1977, le permitieron ver a su marido por última vez: “Me costó mucho reconocerlo […] estaba muy golpeado y le costaba mucho hablar”, afirmó la testigo entre lágrimas. Julio Beltaco pudo afirmarle que el hijo de ambos se encontraba bien, según le habían avisado.

 

   Luna fue liberada el 22 de mayo de 1977 en la Ciudad de los Niños de Gonnet y luego pudo reencontrarse con su bebé. Ante la pregunta por su marido: “La respuesta fue muy firme: me dijeron que me olvidara de todo eso […] que me dedicara a mi hijo y a mi familia”. Julio Beltaco continúa desaparecido.

 

 

El recuerdo de Simón y Simona

 

   Elsa Luján Luna recordó haber compartido cautiverio con el matrimonio de Rodolfo Axat y Ana Inés della Croce, apodados Simón y Simona, quienes trataron de convencerla de que estaban “en la misma situación” que ella, para luego tranquilizarla.

   “El encuentro con el matrimonio Axat fue lo que cambió mi vida allí adentro” afirmó Luna, quien además contó que conversaban sobre sus pequeños hijos mientras estaban secuestrados en el CCD “La Cacha”.

 

   “Hablaban con cierta alegría del futuro […] Les debo todo, lamento mucho ni siquiera haber conocido a su hijo”, declaró la testigo sin saber que Julián Axat se encontraba escuchándola en la sala.

 

 

 

“Es una mochila demasiado grande la que llevo”

 

   Sergio Daniel Beltaco sufrió tres detenciones ilegales durante la última dictadura cívico militar, cuando tenía sólo 16 años. La primera de ellas ocurrió en abril de 1977, cuando se encontraba durmiendo en su casa. Una vez que el grupo de tareas conjuntas ingresa al hogar, luego de interrogar al padre sobre su hermano, lo esposan de pies y manos, le tapan la cabeza y lo llevan a golpes a un auto. “Eran todos golpes y ` ¿dónde está tu hermano´”, recordó el testigo.

 

   “Yo quería hacer tiempo para que mi viejo fuera y le avisara a mi hermano”, que lo buscaban afirmó el testigo, quien además contó que le gatillaron una pistola para simular su fusilamiento. Con el fin de ganar más tiempo, les informó a los represores sobre una dirección falsa, lo que provocó más enojo y agudizaron las torturas.

 

   Finalmente, ante los golpes y tormentos, Sergio no tuvo otra opción que decir la dirección correcta: “Esto hasta el día de hoy lo estoy pagando, porque es una mochila demasiado grande la que llevo”, declaró en medio del llanto.

 

  Una vez en la casa de su hermano, realizaron el operativo de secuestro donde lo llevaron junto a su cuñada. Le entregaron a su sobrino, quien luego pasó al cuidado de sus abuelos maternos. “Estuve tres días inmovilizado por los golpes”, mencionó, y cuando pudo regresar a su trabajo en YPF le informaron que estaba despedido.

 

   La segunda detención se dio cuando un grupo de tareas regresó a su casa y robó una indemnización de su padre. La tercera ocurrió cuando la abuela de su sobrino pidió que fuera a la casa de su hermano a buscar ropa para el bebé. Luego de golpear la puerta varias veces, lo “tiraron adentro encapuchado” y empezaron a zapatearlo tres personas. "Me hacen un submarino con un tanque de 200 litros que había en el baño”, y luego le dijeron “hay que matarlos a todos”, respecto de su familia.

 

   Finalmente declaró Reynaldo José Bignolo, amigo de Samuel Slutzky, quien recordó que en un homenaje en el Concejo Deliberante, el Concejal Javier Quinterno: “Dijo haber estado con Sami en `La Cacha´”.

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